Y en ése claroscuro surgen los monstruos…
§1. Sobre el final de un octubre plagado de monstruos políticos, motosierras ajustadoras, discursos dinosaurios, psyops de campaña y la promesa de un inminente colapso se aproxima halloween, aquella festividad que nunca termina de desembarcar en nuestras tierras y que siempre es mirada por un amplio sector de la población con un -tal vez sano- tufillo de desconfianza por ser una festividad extranjera.
Sin embargo, no hace falta disfrazarse y salir a pedir caramelos para tomarse un minuto y pensar en ciertos paralelismos entre el imaginario de horror que conocemos a través del cine y la literatura y ciertos aspectos centrales que son parte de la configuración actual de nuestra sociedad.
En los últimos años, han surgido corrientes de pensamiento e interpretación que han puesto de manifiesto el vínculo entre la teoría crítica y cierta rama de la teratología, es decir, el estudio de lo monstruoso. Un caso tal es la corriente conocida como marxismo gótico, donde autores como Terrel Carver, Marc Neocleus, Matthew MacLellan o Amadeo Policante, entre otros, buscan profundizar las metáforas que Marx emplea en sus obras apelando a las figuras del vampiro, de lo maquínico, de los muertos vivos o de los espectros. Tal vez el ejemplo más fácil de exponer sea el uso del tropo del vampirismo: bajo la forma del capital, la mercancía se perpetúa, pero siempre a expensas de la energía vital del obrero, cuya sangre es vampirizada por el capitalismo. Está metáfora es parte de la inversión que Marx hace de los términos en que Adam Smith, el padre del liberalismo, quien equiparaba al capital con la sangre vital, como señala Policante:
Si Adam Smith, entonces, describe el capital como la “sangre vital de la sociedad”, sangre tranquilizadora, cuya circulación revitaliza todos los aspectos de la producción, Marx muestra exactamente lo contrario: que el capital no es sangre, que El capital es un monstruo, un vampiro que vive de la sangre. Detrás de la supuesta vitalidad de producción capitalista, aparece “el enfermizo consumo del parásito”.
El marxismo gótico no solo se agota en la hermenéutica marxista, sino que también es una corriente de interpretación que está atravesada por Los espectros de Marx de Jacques Derrida, por las teorizaciones de Gilles Deleuze y Félix Guattari, y porque no, por las indagaciones sobre la biopolítica realizadas por Michel Foucault y continuadas por diferentes pensadores.
§2. Uno de los exponentes más lúcidos y originales que podemos designar emparentado a esta corriente fue Mark Fisher, quién combinó en sus libros el análisis del capitalismo con la crítica cultural. Fisher fue un teórico británico que puede ser adscrito a varias corrientes del pensamiento contemporáneo. Estudió y se doctoró en la Universidad de Warwick en 1999 con una tesis titulada como Flatline Constructs: Gothic Materialism and Cybernetic Theory-Fiction. Fundó junto a Nick Land, Sadie Plant, entre otros teóricos, el Cybernetic Culture Research Unit (CCRU), lo que lo vuelve uno de los precursores del aceleracionismo. Su renombre internacional llegó por Capitalist Realism: Is There No Alternative? Publicado originalmente en 2009, el libro discurre sobre la “cancelación del futuro” en el capitalismo tardío. La tesis central sostiene que nuestra época tiene desmanteladas las utopías poscapitalistas, es decir, hemos perdido la capacidad para imaginar futuros diferentes y estamos encerrados en un presente eterno y sin salida. Fisher también se inscribe en lo que habíamos denominado anteriormente como materialismo gótico cuando interpreta el lugar de los vampiros y los zombis en el texto marxiano:
La descripción más gótica de El Capital es también la más precisa. El capital es un parásito abstracto, un vampiro insaciable y creador de zombis; pero el trabajo vivo que convierte en trabajo muerto es nuestro, y los zombis que crea somos nosotros.
Sin embargo, cuando apunta a explicar el presente, también apunta a profundizar esas descripciones:
En la medida en que el capitalismo ejemplifica y supera las descripciones más horrorizadas de Marx, el gótico escapa a su codificación como un modo genérico psicológico o fantástico para convertirse en el relato materialista más persuasivo de la escena socioeconómica contemporánea.
Fisher mantuvo una preocupación crucial que atraviesa la mayoría de sus reflexiones: ¿cómo imaginar eso que está impedido, es decir, ¿cómo pensar y desear un modo de producción que ponga fin al modelo capitalista? El neoliberalismo, la fase actual del capitalismo que atravesamos, ha impuesto una narrativa global donde todo tipo de socialismo estatal es leído en términos de una política obsoleta. Por eso Fisher habla de realismo capitalista en tanto la realidad se ha desconectado de la conciencia de clase.
En la medida que las fuentes tradicionales de poder de la clase trabajadora fueron derrotadas o sometidas, conceptos como “el mercado” o “la competencia” se convirtieron, no es los fines reales de la política neoliberal, como señala Fisher, sino en mitos rectores y coartadas discursivas que marcan la cancha en la arena política.
§3. Volviendo al problema de la festividad, es posible recordar una polémica que mantuvo el escritor inglés China Mieville con el comandante Hugo Chávez. Resulta que en octubre del 2005, la fecha de Halloween iba a coincidir en Venezuela con una revuelta derechista donde, en la semana previa, se repartieron máscaras, linternas de calabaza y consignas en contra del gobierno. En este contexto Chávez calificó Halloween como una “costumbre gringa” que funcionaba como instrumento del imperialismo norteamericano. Mieville, al tanto de esta situación, condena estas manifestaciones de la derecha reaccionaria venezolana a la vez que emprende una defensa de Halloween desde una perspectiva marxista en tanto celebración de lo monstruoso. Por eso dicta esta recomendable conferencia que es ideal para leer por estos días. Se titula “Halloween, una defensa socialista de lo monstruoso”, en ella Mieville ensaya una politización de lo monstruoso que podría ser de especial interés para aquellos que sienten una afinidad política con los desarrapados del mundo, con los oprimidos, marginados, los excluidos al costado del camino de la historia oficial.
Nosotros nos paramos del lado de los monstruos, de las figuras que han sido convertidas en monstruosas en la historia de la literatura, porque los descartados por la historia -empezando por Grendel siendo expulsado del salón de Hrothgar en Beowulf- siempre han tenido la engañosa simpatía de aquellos que son sospechosos para el poder. Somos los que tomamos el bando del monstruo de la Laguna Negra. (...)
Los monstruos son una de las cosas fundamentales que nos hacen humanos típicamente modernos. Entonces, Halloween, un festival dedicado a lo monstruoso (...) donde podemos estar genuinamente asustados, pero también podemos convertirlo en juego. No es una contradicción. Los chicos se asustan verdaderamente en este juego y es por eso por lo que el intento de sacar lo atemorizante de la cultura de los niños es un error. A los chicos, o al menos a algunos de ellos, les gusta asustarse. Halloween es entonces una celebración de los humanos moldeados por el temor, algo que nosotros como marxistas estamos excepcionalmente posicionados para entender.
Más allá de que la argumentación de Mieville no nos lleve a abrazar la festividad de origen celta es posible apreciar un punto: el monstruo es una figura que indica la perturbación de un orden.
§4. “Quién lucha con monstruos debe cuidarse de no convertirse en uno” decía Nietzsche. Si bien las fuentes del populismo de derecha que los paleo libertarios pregonan estos días pueden encontrarse en el artículo “Right- Wing Populism: A Strategy for the Paleo Movement” de Murray Rothbard, también es posible ensayar una línea monstruosa que nos muestre la creación de un espacio que creció como un tumor de los desaciertos del otro populismo: el nacional y popular.
¿En qué sentido es posible invocar el viejo tropo del Doppelgänger? Ya sea “la casta” o “la corpo”, figuras que ocupa la función de un Otro externo, que garantiza la unidad del sujeto político, sea el ataque a la función ideológica de los medios de comunicación en tanto “ensobrados” que responden a intereses concretos, sea la conquista del voto joven o el desprecio a las formas vetustas de la representación política, nos encontramos frente a indicadores de un pasado deformado que nos sale al cruce. Esto no debe entenderse como una equiparación sino como un simple pie a la pregunta: ¿qué clase conjura debe venir a continuación?
Sobre este final de octubre en una votación donde acólitos partidarios fueron a votar disfrazados de demonios extraídos del anime (entiéndase Chainsaw man) es posible vislumbrar que la relación entre el terror y la política es profunda por muchas y diversas razones. A veces, como en algunas películas de terror, los monstruos no asustan, sino que inquietan o incluso dan gracia, otras veces, sentimos el horror cuando la tensión nos revela que tal vez es demasiado tarde.
Lautaro Colautti (Quilmes, 1992) es profesor de Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente trabaja dando clases. Organizó ciclos de poesía y publicó dos libros de poemas: Bardo (2015, Punto Muerto) y Pulso Nocturno (2016, Dagas del sur). Actualmente tiene un libro de poemas (Falsario) y una novela (La costa carmesí) que permanecen inéditos.
Imagen: Stable Diffusion