Chris Offutt: “Si no escribo empiezo a cuestionar cuál es mi propósito, cuál es el sentido de la existencia”
Con las mismas manos escribió textos como Kentucky Straight, The Killing Hills, Shifty´s Boys y construyó sus propios gallineros, lavó platos en restoranes y manejó autos como chofer. Reflexivo, cercano y sin poses, Offutt habla en esta entrevista con Elías Fernández Casella sobre la actividad que eligió como faro y guía para su vida.
Elías: Voy a empezar con una pregunta, quizás un poco trillada, pero me interesa lo que podés elaborar acerca de esto. Te has dedicado a muchos oficios en tu país, ¿en qué aspectos el trabajo de escritor es diferente a los demás?
Offutt: Todos los demás trabajos me permitieron ganar dinero para poder escribir. Todos los trabajos que tuve, sea como bachero, jornalero, chofer de autos o profesor, me dieron los medios para usar el tiempo en la escritura. Puse la literatura antes. No diría que es el trabajo más estable, pero es algo que sostiene mi propia salud mental.
E: Es decir que tu principal objetivo siempre fue ser escritor.
O: Siempre quise ser actor, pintor o fotógrafo; pero esos oficios eran o demasiado caros o tenías que estar en determinado lugar. Pero escribir es gratis, lo podes llevar a donde quieras, no ocupa lugar, la gente hasta te da lápices y hoja así como así, y es algo que también pude hacer por largos períodos de tiempo sin cansarme.
E: ¿Cómo es un día de escritura para vos? ¿Tenés un método particular o depende de tu estado de ánimo y la espontaneidad del momento?
O: Trato de escribir treinta o cuarenta minutos cuando me despierto. Creo que mi cuerpo y mi mente están descansados y nada interfiere en mi estado de ánimo. Eso es lo que intento hacer, ya hace treinta años: levantarme, tomar un café y escribir todo el tiempo que pueda hasta que necesite un descanso. A veces paro para ir a caminar cuando me pongo ansioso y después vuelvo y retomo. No planeo nada con anticipación. El trabajo se vuelve íntimo pero también accidental. No trato de escribir a nivel personal pero simplemente sucede, porque también escribo un diario todos los días y eso me resulta útil.
E: Leí que escribís diarios desde que tenías diez años.
O: Sí, son un poco aburridos, monótonos. Pasa siempre lo mismo: me levanté, no me siento bien, quiero volver a acostarme. Los diarios más aburridos del mundo.
E: Decías que tenés ansiedad cuando escribís.
O: Tengo ansiedad, en general. Atravieso la ansiedad y la depresión diariamente. Si siento que la ansiedad me aturde demasiado, salgo a caminar para despejarme. Tomar café y tratar de sentarme y poner la mente en la hoja o la pantalla de la computadora aumenta la presión y genera cierta ansiedad.
E: Sí, entiendo completamente lo que decís. También leí que escribís guiones para Hollywood, pero recientemente también dijiste que no escribís para ganar dinero y que no disfrutaste mucho esa experiencia. Entonces, ¿qué te motiva a escribir?
O: ¿Para Hollywood o en general?
E: En general y también para Hollywood.
O: La razón por la que escribí para Hollywood es bastante simple. Tengo dos hijos y querían ir a la universidad pero yo no tenía mucho dinero así que escribí esos guiones para costear eso. Y ambos se graduaron, funcionó. Así que en ese sentido, estuve motivado exclusivamente por una necesidad monetaria por mis hijos. Pero el resto del tiempo, no sé verdaderamente por qué escribo. Si escribo a la mañana me siento mejor conmigo mismo el resto del día. Creo que me hace mejor persona, padre, amigo, vecino, ciudadano. Si no escribo empiezo a cuestionar cuál es mi propósito, para qué estoy acá, y sé que esto puede sonar loco, pero la escritura me da una razón para estar vivo en el mundo, porque de otra manera, no sé cuál es el sentido de la existencia. Dormís un determinado tiempo del día, tenés que comer, lo cual ya es una presión, y es necesario encontrarle un significado a la vida. El mío es la escritura. Quizás para otras personas es la religión o la conexión con su familia, el trabajo, hobbies, deportes, pero en mi caso es por eso que escribo. Estoy siendo lo más honesto que puedo.
E: Sí, está claro, es tu propósito en la vida. También sos profesor.
O: Ya no, solía dar clases.
E: ¿Dar clases generaba algún impacto en tu escritura y tu vida?
O: No sé, no creo que haya afectado mi escritura. Había una estructura externa que por un tiempo era útil y buena para mí. Cuando mis hijos se fueron y dejé de tener un entorno juvenil, dar clase me permitió estar cerca de mentes jóvenes con entusiasmo por aprender y creo que eso fue bueno para mí como persona, pero no creo que haya afectado mi trabajo.
E: Claro, solo impactó a un nivel más personal.
O: Sí, más personal. Y en EE.UU si sos profesor te dan una prepaga así que pude ir al dentista, conseguir mis anteojos, ver a un médico, esas cosas.
E: ¿Y cuál es el sentido que le diste vos al ganar ciertos reconocimientos como premios o condecoraciones?
O: Te puede hacer sentir bien en el momento, lo cual no está mal, pero también puede atraer nuevos lectores y creo que eso es lo que cualquier escritor quiere: ser leído. Así que cualquier atención traída hacia tu trabajo te da la chance de generar más lectores y creo que esa es la mejor parte de eso. Pero la cuestión peligrosa es que el escritor empiece a creer demasiado en el valor de los reconocimientos o la atención. Creo que hay que ser cuidadoso con eso. Trato de no sentirme especial.
E: Claro, es importante mantener la humildad.
O: Bueno, no sé si es tan importante mantenerla, sino que simplemente lo soy, es parte de dónde vengo y cómo vivo. No es un esfuerzo. Sabes, algunas personas creen en la importancia de la popularidad o estar en tendencia, pero yo hago lo posible de ponerlo a un costado. Estoy agradecido por eso, cualquier atención que traiga el libro, como las oportunidades, así como esta de hablar con vos. Pero no quiero que afecte cómo me veo a mí mismo o la relación que tengo con mi trabajo. ¿Entendes a lo que me refiero?
E: Sí, entiendo perfectamente. Gran parte de tu escritura muestran, quizás, una preocupación por la destrucción de los vínculos sociales y el modo en que las personas pueden sobrevivir al momento más duro del sistema económico, y también se ve que realmente amás a estos personajes y que sentís su soledad e incluso su aislamiento. ¿Cómo se originó esta selección, es algo que querés contarle a los lectores o es parte de tus experiencias?
O: No sé. Todo lo que escribo está casi siempre situado en el lugar en donde crecí, en las montañas, en un espacio remoto de EE.UU donde no hay oportunidades de trabajo ni posibilidades económicas. Pero yo no sabía sobre esto mientras crecía. Era mi hogar y era hermoso con sus grandes árboles, sus bellas flores, las hojas, los arroyos, los ciervos y ardillas, y todos estos animales. Y caminábamos para llegar a cada lugar, algunos tenían auto, no todas las familias, simplemente caminábamos por los bosques para ver a nuestros amigos y pensé que así era en el resto del mundo. Pero luego me fui, a los diecinueve años, cuando aprendí que no era el modo en que se vivía en otros lugares del país, incluso que era bastante inusual y lo extrañé. Creo que es parte de eso, cuando escribo sobre el lugar de donde soy y las personas, como dijiste, yo amo a esas personas y a esa tierra. Es una manera de volver a casa todos los días en mi mente. Es un espacio al que no puedo volver físicamente ahora, pero sí puedo hacerlo dentro de mi cabeza. Además, no ha habido muchos escritores de esta parte del país, jamás, y EEUU es un país joven, claro, y los escritores provienen de otro tipo de lugares, mayormente las ciudades: California, Nueva York, Chicago…
E: La Costa.
O: Sí, no el centro y no los bosques. Y el Oeste es muy popular por la construcción del vaquero (Cowboy) y todo esto. Así que pensé que era importante tratar de presentar esta cultura que amo que no fue retratada en la literatura antes.
E: Claro, y también batallaste bastante con los estereotipos.
O: Sí.
E: La visión de los lectores, quizás; la de los críticos. Leí un cuento tuyo, creo que se llamaba Aserrín, que es sobre un joven que quiere terminar la secundaria, y me preguntaba qué pensás de la frase: “Nadie es un profeta en su propia tierra”. Recién decías que no hay muchos autores de Kentucky, y quisiera saber qué sentís acerca de esto porque te mudaste y comenzaste a escribir sobre ese espacio y sus personas.
O: Volví a mudarme allí cuatro veces. Fui y volví, creo, cuatro veces. Tres, seguro. Quería estar allí porque amo esas tierras, pero en algún sentido, no hay lugar allá para mí: la educación no es valorada, no hay librerías, no hay… allá detrás tuyo veo una guitarra, no hay negocios de música, ni para vender discos, no hay galerías de arte o nada parecido. Y estas eran cosas que me interesaban mucho y siguen siendo hoy de mi interés, así que volver a casa siempre fue agridulce, sí, el paisaje es hermoso, siempre hay flores y aves, están mis amigos de la niñez que amo, pero no era suficiente. Siempre seguía queriendo más y en determinado momento simplemente no pude seguir haciendo eso, sabés. Tenía hijos, necesitaba dinero y un trabajo estable y tuve que reconocer y aceptar que no podía regresar a ese lugar que amo, excepto en mi imaginación.
E: Entiendo, ese es el modo en que el mundo tuvo un impacto en tu escritura. Pero ¿de qué manera el mundo genera ese impacto?
O: Bueno, no lo sé. No sé si pueda decirte eso. Estoy seguro de que tuvo un gran impacto, todo lo que he leído y he experimentado, las personas con las que hablé. Pero el mundo impactó en mi escritura, más que nada porque nunca encajé en él, no importa a donde fuera, y eso que viví en muchísimos lugares: Nueva York, California, Boston, Florida, Nuevo México, Arizona, Iowa, ahora Mississipi; pero nunca me sentí parte de ninguno de estos mundos realmente, estos lugares, así que no encajar esencialmente en los tradicionales y convencionales valores de la clase media estadounidense me empujó a escribir sobre mi lugar de origen. De modo que el impacto que el mundo tuvo en mi escritura fue la exposición de que no encajo realmente en él y en realidad no quiero hacerlo.
E: Okey, eso es importante. Empezaste hace unos años o unos meses a compartir tu fotografía en Instagram y la estuve mirando, realmente me gusta mucho. Me preguntaba si tu fotografía es parte de tu necesidad de representar esos suburbios y esas personas. O si es solamente una estética que construís.
O: No sé, me parece que la fotografía es… Me encanta lo visual, la fotografía, y la leo, la estudio, la miro y cuando saco fotos las subo, pero la cosa es que, en realidad, la escritura es un proceso interior, simplemente me siento en la misma silla desde la que te estoy hablando, el mismo teclado, la misma pantalla y simplemente miro para adentro y trato de expresar en lenguaje lo que encuentro. Los libros surgen a partir de ese proceso. Ahora, la fotografía es lo opuesto: me fuerza a salir de la habitación para adentrarme en el mundo y me lleva a ver lo que está ahí, así que es lo opuesto a la mirada al interior. Y eso es probablemente lo que atrae de la fotografía, está ahí y la manera en que decida retratar cualquier cosa sea que vea depende de mí, como de cualquier fotógrafo… Este edificio que quizás yo lo encuentre atractivo, a otro no le parecerá, pero puedo darle una vuelta y encontrar alguna perspectiva sobre él que me guste. No lo hago lo suficiente desde que me fui volviendo más grande, porque es bastante físico, requiere levantarte, salir, a veces manejar por lugares o también caminar y recorrer, viendo el mundo y esperando tener buena luz. Depende también un poco del clima.
E: Y también un poco de la suerte, ¿no?
O: De la suerte y del estado de ánimo, pero es realmente lo opuesto a la escritura y creo que eso me ayuda: mirar arriba y afuera al mundo así como es, en oposición al mundo interno que propone la escritura de una novela y la invención de un mundo.
E: Claro, claro. Ahora, algunas cosas sobre la estructura de tu escritura. Cuando los críticos hablan sobre vos, algunos mencionan a Chejov o también Faulkner, y quería saber, porque no lo encontré en ningún lugar, ¿cuáles son los artistas que te inspiraron?
O: Uf, cientos. Leo mucho y Jean Rhys es uno de mis favoritos, es un autor británico, me gusta mucho Chejov, Joseph Conrad. En general leí mucho en inglés, y otros traducidos del español como Juan Rulfo, Octavio Paz. Hay un autor italiano llamado Massimo Carlotto, creo que es así. También Ismail Kadare, es uno de mis favoritos también, es un escritor de Albania y uno de mis clásicos de siempre es Michael Ondaatje, el canadiense que originalmente es de Sri Lanka, creo, pero vive en Canadá. Estoy pensando en los que siguen vivos. Así que si me gusta un libro me encanta, si no lo amo lo dejo y empiezo uno nuevo. Así que es difícil de decir. En diferentes momentos de mi vida diferentes libros fueron importantes para mí. Y también pienso que hay algunos escritores que leí cuando era chico (para los que era demasiado chico para leerlos) y volvería a ellos, como Albert Camus. El fue una influencia muy grande para mí cuando pienso en los libros que leí a mis veintis, por ejemplo. Faulkner nunca lo hizo en realidad, la gente piensa que sí. Hemingway seguramente más. Me gusta Faulkner pero el mundo del que escribe no es parecido al mío, simplemente se sitúa en ciudades chicas. Flannery O’connor es otro que me gusta mucho. Podría seguir y seguir.
E: No voy a protestar, son muy buenas recomendaciones. Dijiste que es imposible escribir un buen libro en un período corto de tiempo. Está claro que te tomás tu tiempo y que tenés este tipo de rutina, pero ¿hay algunos desafíos o dificultades, obstáculos quizás, para escribir en esta era de las redes sociales? ¿O eso no te afecta?
O: No sé. Veo esas dificultades como tales pero para quienes se involucran en las redes sociales. Sé que hay escritores que son muy activos en Facebook y Twitter y otras que probablemente ni conozco, que a ellos les preocupa y pienso que los afecta. Pero yo tengo una relación mínima con Instagram, son solo fotografías, simplemente posteo fotos casi todos los días porque me encanta y esa es mi relación con las redes. Los editores ponen algo de presión en el tema, me dicen que debo hacer eventos online y presentaciones en las redes, pero mi trabajo es escribir los libros. Hago mi trabajo, su trabajo es intentar hacer que la gente los lea, y no soy muy bueno en esto último. Creo que las redes sociales son beneficiosas para las personas que tienen un instinto natural para ello, lo he visto, pero no soy ese tipo de persona así que no me preocupo mucho por eso.
E: Okey. Lo último pero no lo menos importante. Empezaste tu carrera muy joven y quería preguntarte qué consejos les podrías dar a los jóvenes escritores que están empezando a escribir.
O: Tengo 64. Y a esta edad cuando las personas dan consejos hay dos caminos: haz lo que hice porque funcionó para mí o no hagas lo que hice porque no funcionó para mí. Pienso que es injusto eso como consejo: lo que funcionó para mí puede no funcionar para el resto de las personas. Creo que el mejor consejo que puedo pensar es escribí más y leé más, escuchá más atentamente a la gente y realmente observá: mirá a las personas y al mundo que nos rodea. Eso es crucial para un escritor. Y es una habilidad que puede desarrollarse y de la que no se habla lo suficiente. Trato de escribir todos los días pero eso no funciona para todo el mundo, funciona para mí. Así que creo que el mejor consejo que puedo dar para jóvenes escritores es que estén dispuestos a tratar cosas diferentes hasta que aprendan cuál es la forma que más los beneficia. Algunas personas necesitan una siesta antes de escribir, se levantan, salen a caminar, pasean a su perro, almuerzan, duermen y escriben. A algunos les gusta escribir desde la cama, otros con una lapicera especial o cualquiera sea la rutina. A algunos les gusta trabajar en la computadora y a otros de forma manual. No hay nada que funcione para todos, así que la clave sería ser abierto con uno mismo y con el mundo para poder darse cuenta qué te beneficia a vos y a tu trabajo de mejor manera, y no escuchar a un señor grande como yo.
E: Yo sigo pensando que tenés un montón de cosas importantes para compartir. Bueno, para terminar, ¿querés contar un poco sobre los proyectos en los que venís trabajando? Creo que tu último libro fue Shifty´s Boys, ¿no?
O: Sí. Todavía estoy intentando darle la vuelta a eso. Durante el Covid yo simplemente estaba en casa todo el tiempo y vivo en el campo así que fue un poco más fácil que en una ciudad. Tenía gallinas, verduras que cultivaba. Así que pude estar seguro y lejos de las personas, pero también tuve mucho más tiempo así que escribí dos libros y medio, quizás tres, sin intentarlo, y se volvieron una serie de novelas: The Killing Hills después, Shifty´s Boys y el tercero va a salir en junio en EEUU, llamado The code of the Hills y eso es lo que estuve haciendo. Nunca me propuse escribirlos, nunca pensé que iba a ser alguien que escriba una serie de novelas sobre el mismo espacio y las mismas personas, pero me gustó y sigo trabajando en ello. Estoy trabajando en un nuevo libro de cuentos que espero que se publique pronto, no este año, pero sí el próximo. Y estoy estoy con un libro que quizás se convierta en el cuarto de esta serie que me sorprende a mí mismo.
E: Fue un poco accidental.
O: Sí, no fue adrede. Simplemente escribí el primero y seguíamos en cuarentena, y tenía tanto tiempo, me gustaban estas personas e intenté escribir otro. Así que no sé qué me depara el futuro, pero por ahora eso es lo que parece que estoy haciendo: no planear. Pero tampoco planeaba ser guionista, nunca quise serlo. Ni siquiera me gustaban las películas, no podía pagar para ir a verlas. Tampoco imaginé ser profesor de secundaria, de casualidad terminé yo. Nada fue planeado, incluyendo la escritura de estos libros. Simplemente me comprometí con el ejercicio de la escritura todos los días y fui viendo a dónde me llevaba. Pero no es un consejo. No es un camino eficiente, es desordenado, caótico, es mucho más trabajo, pero es como hice las cosas.
E: Funcionó para vos y pusiste la escritura antes que todo el resto.
O: Sí, es un sacrificio. Sacrificar el dinero, el hogar, las relaciones familiares cuando la escritura es más importante. De verdad, creo que eso es así para todos los artistas. Requiere cierto foco y obsesión que puede interferir con otras partes de tu vida. Para algunas partes es su propia salud, para otros su matrimonio o sus relaciones cercanas, o el dinero. Creo que tuve suerte, pero también hubo sacrificios como resultado de esta decisión de escribir los libros. Cuando muera, tendré libros publicados y esa idea siempre fue importante para mí. Aun si están en un sótano de una biblioteca. La literatura es un gran río y yo sería un pequeño arroyo, un afluente yendo hacia el río y sería una manera de ser escuchado después de estar bajo tierra. No estoy queriendo ser morboso, pero es como pienso.
E: Tenías cosas que querías decir en tu vida y las dijiste.
O: Tengo más para decir. Espero no terminar volviéndome un viejo quejoso.
E: No pareces serlo.
O: Sí, tengo más para decir. Estoy disfrutando mucho este nuevo libro que estoy escribiendo. Para mí el mundo imaginario es diez veces, cien veces mejor que el resto del mundo. Pero tenés que comer, dormir, cortar el pasto, poner gas en el auto, hacer trámites, trabajar. Prefiero mucho más el mundo que no es real.
E: Creo que muchos artistas sienten eso. ¿Querés compartir algo más?
O: Quería agradecer la oportunidad y a los lectores. Realmente valoro que mis libros estén disponibles en tu país. Si no fuera por los traductores, no habría literatura mundial, así que mi mayor agradecimiento sería para los traductores, las personas que son lo suficientemente bilingües para hacer eso, es mucho trabajo.
Chris Offutt nació en Estados Unidos el 24 de agosto de 1958, en Lexington. Creció en una población minera y, tras obtener su licenciatura en la Universidad de Morehead, emprendió un viaje por Estados Unidos durante el cual realizó más de cincuenta trabajos distintos. Guiado por su pasión por escribir, se anotó en el curso de Escritura Creativa de la Universidad de Iowa. Sus primeros pasos en el panorama literario los dio con Kentucky seco, un libro de relatos de 1992. Aunque es principalmente conocido por sus cuentos y novelas, Offutt también ha publicado memorias y artículos de no-ficción. Sus libros en español son editados por Malas Tierras.
Elías Fernández Casella es lector, licenciado en Ciencias de la Comunicación Social por la UBA y escribe para no enloquecer. El Pulso, editado por @promesaeditorial, es su primer libro. A veces publica videos en su canal de Youtube, Fechorías Inofensivas.
Entrevista traducida por Nicole Risnik: licenciada y profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Forma parte del equipo de adscripción de la cátedra Teoría y Estudios Literarios Feministas.