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Revista de Ideas

Coyuntura internacional

Chile: una mirada sobre el cross al neoliberalismo

El pasado domingo 19 de diciembre se celebró en Chile el ballotage entre dos proyectos de país totalmente distintos, el del ultraderechista José Antonio Kast y el del izquierdista Gabriel Boric. Una elección marcada por la polarización social que se acentúa en la región Latinoamericana, enfrentando a los proyectos de derecha o ultra derecha contra los proyectos progresistas, o en el caso de Chile, proyecto de centro izquierda. El pueblo concurrió mayoritariamente a las urnas, la participación ciudadana se incrementó con respecto a la primera vuelta electoral, lo que generó grandes expectativas tanto dentro como fuera de las fronteras del vecino país.

A la tarde noche del día domingo, el candidato de la coalición Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, se impuso con el 55,81% de los votos, contra el 44,19% que obtuvo Kast, convirtiéndose así en el presidente más joven y más votado de Chile con 35 años de edad. Las celebraciones en la capital chilena no se hicieron esperar y muchas personas se acercaron hasta el Palacio de la Moneda a celebrar lo que consideran una nueva esperanza para alcanzar algunos de los principales reclamos sociales largamente postergados como: educación, salud y el cambio de la Constitución Pinochetista, que está a cargo de la Convención Constituyente del país.

Proceso de cambio:

La victoria de una coalición de izquierda en Chile es producto de un largo proceso de cambios políticos y sociales, desde la famosa protesta estudiantil del año 2006, llamada popularmente “Revolución de los Pingüinos”, hasta el estallido social de octubre del 2019, donde también una protesta de estudiantes sobre el aumento del boleto de subte, desencadenó una serie de manifestaciones, muchas de ellas violentas, pocas veces vistas en Chile. A las protestas encabezadas por estudiantes universitarios y docentes se fueron sumando diversos actores sociales: trabajadores de todos los ámbitos, profesionales y ciudadanos de todas las clases sociales hartos de vivir en un país profundamente desigual y con políticas gubernamentales que tienden a incrementar dicha situación. Como era de esperar, el gobierno de Sebastián Piñera reaccionó con una violenta represión a la protesta social y, para sorpresa de muchos, las manifestaciones no cesaron. Por el contrario, se incrementaron: lo cual llevó a una escalada de violencia nunca vista en el país. Curiosamente ninguno de los organismos internacionales, la OEA o Naciones Unidas a través de su alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet ex presidenta de Chile, se pronunciaron en un inicio ante los abusos de las fuerzas de seguridad chilenas, los carabineros. Pasaron varios meses hasta un pronunciamiento oficial de la CIDH. 

En el medio de este caos social, llegó la pandemia a Chile, con las medidas sanitarias el pueblo tuvo que detener las manifestaciones por un tiempo, pero ya era demasiado tarde, la derecha en el poder tenía los días contados, se demandaban cambios urgentes en el sistema político, económico y social que el gobierno de Piñera no estaba dispuesto a conceder. El descontento social se encauzó hacia la modificación de la constitución pinochetista, símbolo de casi 30 años de políticas neoliberales en el país. Para obtener cambios verdaderos para el pueblo, dicha carta magna tiene que ser modificada. Para esto se creó la Convención Constitucional, sus miembros fueron votados en el mes de mayo y fue elegida presidenta de la Convención Elisa Loncón, la primera mujer de origen mapuche en tener un cargo político de relevancia a nivel nacional. De esta manera, los cambios ya estaban en marcha, nada los podía detener.  

Es en este contexto que, con una amplia militancia en el movimiento estudiantil chileno, Gabriel Boric desembarca en la política nacional, por primera vez en el año 2011, cuando decide postularse como diputado por la Región de Magallanes. En 2016 funda el Movimiento Autonomista, con la idea clara de renovar a la izquierda chilena y construir un proyecto político de mayor amplitud. Luego de competir en las elecciones primarias de su partido, es elegido candidato y conforma la coalición de centro izquierda Apruebo Dignidad.

Propuestas de campaña:

Antes de la segunda vuelta electoral, Boric se reunió con los candidatos de las demás fuerzas de izquierda que no lograron llegar al ballotage, Marco Enríquez-Ominami y Yasna Provoste. Juntos prepararon un documento que sería denominado: “Acuerdo de implementación programática”, el cual contiene los ejes principales de las acciones de un potencial gobierno de Boric. Se puede analizar el documento para vislumbrar cuales serían las medidas más importantes que se implementarán, cuatro ejes son centrales:

Crecimiento sustentable: El gobierno se compromete a apoyar a las Pymes para recuperar los empleos que se perdieron por la pandemia.

Sistema de pensiones: En Chile existen las AFP (aseguradoras de fondos de pensiones), es decir, un sistema de jubilaciones privadas que cada empleado puede ir pagando, obviamente si no se cuenta con los recursos económicos suficientes, esto no se puede hacer, lo cual hace que este modelo de sistema de pensiones sea excluyente, algo así como: “los números cierran con mucha gente afuera”. Boric plantea eliminar este sistema desigual y crear un sistema público y centralizado que “materialice el derecho a una seguridad social, aumentando las pensiones actuales y futuras de manera sostenible”.

Sistema de salud: La salud pública está muy deteriorada en el país trasandino, o practicamente no existe. Boric pretende reformar el sistema de salud centrándose en la atención primaria, pero también garantizar un sistema de salud público que “asegure el acceso a la salud de forma oportuna, digna y de calidad”.

Reforma tributaria: Se propone realizar una reforma tributaria implementando impuestos más progresivos, por ejemplo: impuesto a la renta para las grandes empresas, impuesto a la riqueza y a los patrimonios de los súper ricos, impuestos verdes a la minería y medidas contra la evasión fiscal.

Perspectivas a futuro

Las repercusiones internacionales, principalemente en toda la región, no se hicieron esperar. Desde Argentina el saludo del presidente Alberto Fernández fue uno de los primeros, seguidamente recibió los saludos de presidentes de los países vecinos Perú y Bolivia. También saludaron a Boric el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro y su par de Cuba, Miguel Díaz Canel. Por otro lado, la Casa Blanca también dio su venia al resultado del proceso electoral, a través del saludo de su secretario de estado, Antony Blinken.

Otras repercusiones no tan agradables fueron las que se dieron en la bolsa de valores de Santiago, las acciones cayeron y algunos analistas económicos están “vaticinando” posibles devaluaciones del peso chileno. ¿Les suena familiar?

Lo cierto es que el gobierno de Boric, tiene una titánica tarea por delante. Desde el punto de vista social debe reconstruir los lazos sociales fracturados por la pandemia. Desde lo económico, debe intentar en lo posible reducir la desigualdad perpetuada a lo largo de tantos años de neoliberalismo. Un dato impactante sobre este tema es el que se releva en un reciente informe de The World Inequality Lab sobre Chile: “La mitad de la población con menos recursos acumula una riqueza aproximada al 0 por ciento del total, mientras que el 1 por ciento más rico posee casi la mitad de ella (49,6 por ciento). De hecho, la riqueza acumulada del 50 por ciento menos rico es negativa, del -0,6 por ciento, por la cantidad de población endeudada en este sector”. Es decir, que la población más pobre además de no poseer ninguna riqueza esta endeudada para poder subsistir.

Políticamente el panorama tampoco mejora, ya que en el Congreso chileno los partidos de derecha unidos representan casi la mitad de parlamentarios en ambas cámaras, haciendo que el futuro oficialismo tenga una complicada tarea en la negociación de las leyes que quiera emitir.

Gabriel Boric en su discurso triunfal sentenció: “El neoliberalismo nace y muere en Chile”. Lo que se puede interpretar como un cambio de rumbo en las políticas económicas, para que éstas sean en beneficio de las mayorías postergadas y de esta forma, recorrer el camino hacia a un país más justo y equitativo. Es ahora cuando las palabras de Salvador Allende cobran una fuerza y actualidad dignas de cualquier pensador universal: “No se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza, la historia es nuestra y la hacen los pueblos.”

Ángel Lozada nació en Callao, Perú, y desde hace quince años está radicado en Buenos Aires, Argentina. Es comunicador y docente en escuela media.