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La tiranía de las moscas: fábula de una revolución doméstica

La tiranía de las moscas, de la poeta, dramaturga y narradora cubana Elaine Vilar Madruga (La Habana, 1989) es una novela rebelde y patricida frente a una dictadura doméstica, una familia cocinada al calor de lo heteropatriarcal y de las tiranías latinoamericanas.

La colección de la editorial Barret en la que se encuadra esta novela designa a unx escritorx consagradx como “editor por un libro”. En esta ocasión, “La tiranía de las moscas”  contó con la edición de Cristina Morales, Premio Herralde de Novela 2019.

El padre, un militar torturador condecorado por el “General Bigotes”, dictador de un caluroso país caribeño, pierde el apoyo del líder por su cercanía con dos “tíos traidores, enemigos del pueblo”. En consecuencia, va a intentar ejercer el escaso poder que tiene en casa, donde sus tres hijos no lo respetan por decadente y tartamudo. Como ocurre en todas las tiranías, la rebelión va a intentar ser reprimida en sus aspectos más íntimos, como son la creación artística y el goce.

La novela está contada en tres partes, cada una protagonizada en espíritu por unx de lxs niñxs. Casandra, una preadolescente que no tiene reparos en gozar su sexualidad con un puente oxidado del que está enamorada, Caleb, un niño que mata por alguna cuestión sobrenatural a todos los animales que lo tocan y que está construyendo un rompecabezas con sus restos; y Calia, una niña pequeña prácticamente muda con un talento fuera de lo natural para el dibujo, que crea animales de un realismo sobrecogedor.

Como todo niño, el trío de hermanos son espontáneos, creativos y, sobre todo, destructivos. Atentan contra lo establecido y sobre todo contra la represión hogareña sin que medien manifiestos ni frases floridas. Se trata de una historia sobre las libertades, en especial la libertad del goce, un aspecto que la madre de la familia perdió hace mucho, al tiempo que surgía el odio por sus hijos. La tensión que se construye en el relato es la de una pequeña sociedad reprimida que ve reprimidos sus instintos, porque al fin y al cabo “donde existen dolor y orgasmos hay un ser vivo, y un ser vivo es algo peligroso, algo que se evita.”

Las moscas, omnipresentes en un relato que ocurre en un eterno verano caribeño con temperaturas siempre altas, dan cuenta de lo molesto y lo prohibido. La fascinación por lo visceral, que parece estar siempre del lado de los niños. No es sin embargo a lo que le teme la madre, sino a las mariposas, el insecto bello por definición, que Calia comienza a dibujar cuando la hegemonía familiar se resquebraja. La tensión explota al fin en violencia física, como ocurre en las dictaduras nacionales y domésticas. Pero será en ese hogar donde se inicie la revolución, puesto que “en toda dictadura hay rebeldes y hay gemidos de rebeldes, no importa si son los aullidos que el dolor de la tortura provoca o los sonidos del placer, ambos son un símbolo de que algo se cuece en el calor del miedo, algo que no es precisamente miedo, sino una espeanza a medias”.

La tiranía de las moscas es una novela que se devora. Que recoge ecos del realismo mágico en una oscura fábula infantil original e ingeniosa. Incómoda, irreverente y honesta, condensa el horror de un país tiranizado en las cuatro paredes de un hogar, donde la rebeldía de la juventud -la más rebelde juventud, la niñez y la preadolescencia- aparece con una macabra espontaneidad y un talento imposible de reprimir.

Elías Fernández Casella es escritor, periodista, Comunicación Social (UBA). Instagram: @fechoriasinofensivas. YouTube: Fechorías Inofensivas.