Vivimos un Chubutazo. La promulgación de la Ley de Zonificación Minera en Chubut por parte del gobernador Mariano Arcioni despertó una vez más, y de forma enardecida, el sentimiento protector del pueblo por su recurso natural más preciado: el agua. Apenas aprobado el proyecto de ley en la Legislatura de Rawson con el visto bueno de 14 diputados, el miércoles 15 de diciembre, los chubutenses se alzaron en una protesta masiva en varias localidades de la provincia que derivó en un enfrentamiento inevitable y feroz contra las fuerzas de seguridad. Una lucha que no acabará hasta que el pueblo logre la derogación de esa ley.
Los episodios de violencia ocurridos el miércoles en Rawson evidenciaron el poco interés que tienen las autoridades por escuchar la petición popular. Inmediatamente hubo corridas, persecución, incendios, tiroteos. La policía, sin miramientos ni distinción por quien estaba del otro lado de la mira, se enfrascó en una batalla represora y personal contra la facción popular. Antimineros, como los llaman los medios; protectores del agua, como se autoproclaman. La noche fue atroz y dolorosa. Balas de goma, gases lacrimógenos, fuerzas armadas saliendo a la caza del civil común, vecinos que se manifestaban por desencanto y oposición al gobierno de turno.
Ninguna fuerza fue capaz de contener a la masa en lucha. La protesta continuó el jueves en todo el territorio provincial. El gobernador Arcioni promulgó entonces la ley que permite la diversificación productiva en dos departamentos de Chubut, Telsen y Gastre, habilitando la explotación del recurso. La ley especifica que se habilita la extracción de plata, cobre y plomo sin la utilización de cianuro, sin embargo los ambientalistas entienden que el modelo extractivo es nocivo y perjudicial para el ambiente en cualquiera de sus formas. Así lo sostuvieron también los 11 diputados que votaron en contra de la ley en la sesión ordinaria de Legislatura el día anterior, apoyados en la falta de licencia social y en la Iniciativa Popular que reunió más de 30 mil firmas de ciudadanos en un verdadero hito participativo. Frente a este escenario, interpretado como un acto de traición a la provincia y su gente, se desató la lucha por el agua. Lo que pasa en las calles es la defensa encarnizada de un recurso vital en una provincia que atraviesa una crisis hídrica tanto en localidades de la Cordillera como en la meseta y la costa chubutense.
El segundo episodio de violencia tuvo lugar el jueves y acabó en una guerra a campo abierto en medio de la capital provincial. La Casa de Gobierno fue incendiada en su totalidad durante la manifestación que tuvo ecos en sus ciudades más grandes (Comodoro Rivadavia, Puerto Madryn y Esquel) y réplicas incluso frente a la Casa Rosada en Buenos Aires. Los destrozos de la oposición también llegaron a la Legislatura, el Tribunal Superior de Justicia y la plaza central de Rawson. En Trelew, los tiroteos se oyeron hasta altas horas de la madrugada y hubo incendios en el Palacio Municipal. Pero estos hechos no identifican al grueso colectivo que apoya la causa antiminera de forma pacífica. Quienes se manifiestan en las calles son vecinos de a pie, ciudadanos comunes, amigos, hermanos, trabajadores, personas con un ideal a futuro que no tropiezan ante las promesas millonarias y laborales de una empresa minera extranjera. El amanecer fue especialmente cruel la mañana del viernes. Rawson despertó en ruinas, arrasado. Sus monumentos carbonizados, más de 30 personas heridas, escenas grabadas en video que tuvieron repercusión a nivel nacional. Muchos lamentaron la destrucción de los edificios públicos, y no está mal pensarlo cuando se ignora el propósito de la lucha que subyace detrás de las acciones. Las revoluciones son dolorosas, sangrientas, y dejan un tendal de lamentos por el camino.
Hoy, viernes 17 de diciembre de 2021, se convocó a una marcha masiva por la derogación de la ley de zonificación minera. El lema es “No tenemos miedo, tenemos conciencia”. Será una lucha sin cuartel que no acabará hasta que el pueblo consiga al fin el objetivo.
Martín Tacón nació en Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut, en 1988. Periodista de profesión, con más de diez años de experiencia en medios de comunicación, y escritor aficionado de literatura variada y artículos de interés general.